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Una noche más, el Episcopio se impregnó de sonidos del mundo cargados de sensualidad, vitalidad, brillantez y nostalgia. El pianista Joshua Edelman, quien se define como -un músico, sin más-, y reniega de las etiquetas musicales, navegó anoche entre el jazz y la música afro latina con auténtico virtuosismo. Sin embargo, su formación clásica y su trabajo con artistas de pop también se dejó notar en lagunas de las composiciones propias y algunas interpretaciones de temas clásicos de jazz, que durante el concierto ofreció al público congregado.
Acompañado para la ocasión por quienes ya llevan años compartiendo escenario con él, Edelman, interpretó una decena de canciones, un repertorio en el que el valenciano Lucho Aguilar, mostró su calidad como contrabajista y el cubano Moisés Porro cautivó con su particular percusión mientras Joshua Edelman hacía volar sus manos por el teclado de un piano de cola. Conocedor del público abulense -no en vano ha actuado en varias ediciones de la Semana de Jazz de Caja de Ávila- el músico volvió a la capital cargado de un sentimiento que supo transmitir sin complejos.
Pianista y compositor afincado en Madrid, Joshua Edelman se adentró en los caminos del jazz en su Manhattan natal para, luego, dirigir su mirada al mundo latino y viajar a esas latitudes impregnándose de su cultura y musicalidad. En 1980 llegó a España invitado como profesor por la Unión Musical de Liria (Valencia). Seis años después fijó su residencia en Madrid, ciudad desde la que ha desarrollado una extensa labor en el terreno del jazz, el Latin jazz y la docencia. A lo largo de estos años ha participado en numerosos, seminarios, producciones y giras internacionales. Como excelente pedagogo y buen comunicador, que lo es, Edelman supo meterse en el bolsillo a cuantos acudieron a una nueva noche mágica.
Fragmento de un reportaje realizado por Ana Agustín en la sección 'Vivir' de el periódico 'El Diario de Ávila'. (Agosto 2009).
Bruce Springsteen se ha contagiado esta noche en Valladolid de pasión hispana en el penúltimo concierto de su gira en España, en el que ha conectado con el público hablando en castellano y versionando temas como La Bamba. Si en su primer concierto de la gira, en Bilbao, comenzó con De Santurce a Bilbao, en el segundo al ritmo de Sevilla tiene un color especial y en Benidorm tocando Los Pajaritos, en Valladolid el 'Boss' se ha marcado un pasodoble para ganarse a los más de 30.000 espectadores que llenaban el estadio José Zorrilla.
Un inicio muy castizo que ha ayudado a que los más de 30.000 fieles se animasen con la belleza de canciones míticas como Badlands y No surrender, la voz rasgada y contundente del 'Boss' y la sofisticada presencia de su banda, The E Street Band.
Springsteen estaba entregado y su espectáculo prometía, justo cuando los acordes de Night han servido de preludio a uno de esos momentos especiales de la velada. Con Hungry heart, el 'Boss' se regocijó en la empatía latente con un público que cantó más de media canción a coro. El cantante y compositor norteamericano ha demostrado una gran impetuosidad sobre el escenario, la cual ha alternado con la dureza propia del rock más estridente, como así ha ocurrido con Outlaw Pete, uno de los dos temas de su último disco, Working on a dream, que presenta en esta gira.
Tras éste, le han seguido otros más espirituales como Spirit in the night o Working on a dream. Al finalizar este último, Springsteen se ha dirigido al público vallisoletano con efusividad. "Muchas gracias Valladolid. Qué bueno estar aquí. Esta noche lo vamos a romper todo con música, espíritu y ruido. Nosotros ponemos la música, vosotros ponéis mucho ruido", ha comentado Bruce Springsteen en castellano.
Con Seeds y Johnny
Una cadencia en el movimiento de las caderas de todo el estadio que se ha prolongado con la dulce baladaSomething in the night, Surprise, surprise y My love will not let you down. Con Waitin' on a sunny day ha vuelto a ceder el protagonismo a sus seguidores e incluso ha permitido que un niño se hiciese con el micrófono para tararear el estribillo del célebre tema.
Springsteen ha subido la escenario a una chica, que no olvidará nunca ese momento, a la que ha llegado a coger en brazos y a besar en la mejilla, mientras su música hacía bailar a todo el estadio. Al final, ha concluido con la grandiosa Dancing in the dark y al ritmo del Twist and shout que popularizaron The Beatles, tras un concierto de más de tres horas de duración. "Que bueno estar aquí, en esta noche tan bonita", ha exclamado, antes de despedirse con un "gracias Valladolid, os queremos". Bruce Springsteen concluirá mañana su gira por España en Santiago de Compostela.
Fragmento de un reportaje realizado por J.M. Cillero en la sección 'Ocio' de el periódico 'El Norte de Castilla'. (Agosto 2009).
Ávila ha sido una de las pocas y privilegiadas ciudades españolas que pudo disfrutar anoche de un concierto exclusivo del grupo musical británico nacido en los años 60 'The Animals', una legendaria banda que aún conserva, a pesar de que la formación inicial se separó al finalizar la década de los
Esta banda, que adquirió fama internacional junto a los Beatles o los Rolling Stones gracias a su estilo de blues eléctrico, consiguió en su actuación del Episcopio meterse al público en el bolsillo, que abarrotó este espacio histórico de la ciudad. El ciclo ‘Noches y Almenas’ del Ayuntamiento ofreció a los abulenses la posibilidad de disfrutar del concierto estrella, sin lugar a dudas, del Verano Cultural.
Aunque los originales 'The Animals' se separaron hace tiempo, se han producido diferentes reunificaciones, la última de las cuales ofreció el mejor blues en la noche de ayer, ante un público joven y no tan joven, nostálgico y entregado. No en vano, los cuatro músicos, que llenaron el escenario, con los legendarios Gallaguer y Steel a la cabeza, demostraron estar -con hambre de escenario- durante las casi dos horas de actuación que ofrecieron.
Con un repertorio compuesto por temas míticos de los años 60 como 'The House of de Rising Sun', y otras reconocidas melodías, y otros recientes que forman parte de su último trabajo discográfico, que lleva por título Instinct. 'The Animals', supo mantener la fuerza de sus mejores años en el escenario, ante un público que no pudo evitar levantarse de los asientos y moverse al ritmo de sus canciones.
El grupo se encuentra en mitad de una gira que les ha llevado a recorrer ciudades de Suecia, Finlandia y Holanda y que, tras la magnífica actuación del Episcopio, sin duda para el recuerdo, les hará recorrer alguna otra ciudad española, como Segovia, donde la banda se hará con el público esta misma noche.
Fragmento de un reportaje realizado por Ana Agustín en la sección 'Vivir' de el periódico 'El Diario de Ávila'. (Julio 2009).
El primer lleno del Centro de Congresos de Ávila ha llegado de la mano de la energía desplegada por Manolo García y que fue devuelta por el millar de asistentes a un recital que será muy recordado. Por quienes le habían visto actuar en otras ocasiones, por quienes le veían por vez primera, por quienes estrenaban el recinto o por las numerosas personas llegadas de fuera, sobre todo de Madrid ('sois la pera en patinete', les dijo al saludarlos), para ver el segundo concierto -tras el de Valladolid- de la segunda gira de 'Saldremos a la lluvia'. Y a pesar que ha sido el más caro de los celebrados en Ávila (35 euros frente a los 25 de la capital pucelana), los asistentes daban por bien invertido el dinero después de escuchar durante casi dos horas y media a quien es uno de los artistas del panorama español más próximo, sincero y fresco a pesar de su veteranía.
Es una gira para recintos cerrados, y precisamente en Ávila era la primera ocasión en que disfrutábamos de un recinto así. Y como dijo García, 'de pie o sentados', la gente siguió el ritmo de sus canciones, entre ellas las de su cuarto y último disco (2008), 'Saldremos a la lluvia', con aires griegos, como 'Morder el polvo' o 'No estés triste', pero también las del aires más sureños como el primero en solitario ('Arena en los bolsillos' -1998-), el segundo ('Nunca el tiempo es perdido'-2004-) y el tercero ('Para que no se duerman mis sentidos'-2007-), junto a otras de El Último de la Fila, como cuando sonó 'Insurrección', que fue una entre de las muchas veces que movió a levantarse al público.
Entre medias tuvo tiempo para dedicar un tema a los pequeños agricultores y ganaderos recordando los problemas que sufren, para llamar a concienciar sobre los problemas medioambientales o para instar a quienes tienen trabajo no olviden a los que carecen de él (algunos le gritaron '¡presidente, presidente!'), pero también a salir al patio de butacas y lograr ascender a pesar de quienes se lanzaban a él, o aparecer de pronto por sorpresa en lo más alto de la sala para sorpresa de sus seguidores.
Y el concierto que comenzó a las 22.20 del sábado se daba por terminado dos horas después, pero no hubo que insistirle mucho para que ofreciera unos bises, con temas como ´Rosa de Alejandría´ y el que provocó que invitase a subir al escenario para bailar flamenco a varias espectadoras. Para despedirse reunió a toda su banda en torno a él entonando ¡una ranchera!, uniendo sentimientos de adiós con los de desdén y deseando felicidad a la vez, junto a las figuritas de animales que rodeaban el escenario, porque no hay que olvidar ese universo e imaginario que siempre ha rodeado a Manolo García: desde los antecesores de El Último de la Fila que se llamaron Los Burros en los años ochenta, a su productora (Perro Records) y la proliferación de dibujos animales en sus discos. Ese universo animal le ha convertido es un animal musical. A sus seguidores les entusiasma.
Tanto proclamar la canción que convierte en himno ('…y si llueve saldremos a la lluvia/a vaciar el semillero de sonrisas/y esperar cosecha…') que al terminar el concierto en la calle se observó que, efectivamente, había llovido.
Fragmento de un reportaje realizado por Carlos de Miguel en la sección 'Cultura' de el periódico 'El Diario de Ávila'. (Mayo 2009).
Un día como hoy, hace 488 años, se libraba la Batalla de Villalar, al término de la cual fueron ejecutados Padilla, Bravo y Maldonado, los Comuneros de Castilla. Hoy, es una ocasión para recordar lo que fue el movimiento de Los Comuneros de Castilla, un levantamiento contra la política del Emperador Carlos V que buscaba participar en el gobierno para defender los intereses de Castilla. Con las contradicciones de un movimiento poco organizado y con intereses económicos no coincidentes en su seno, Los Comuneros querían participar en el poder político y deseaban una libertad compatible con la lealtad al Rey.
El 5 de agosto de 1520 se constituyó en Ávila la Junta General de las Comunidades, en las que se integraron las ciudades de Segovia, Toro, Salamanca y Toledo, que no reconocía la autoridad del Cardenal Adriano de Utrecht - que en 1522 sería elegido Papa - que gobernaba el país en ausencia del Rey Carlos, ni la autoridad del Consejo Real, ni el poder judicial representado por la Chancillería de Valladolid. Juan Padilla, hombre muy popular, fue nombrado capitán del ejército comunero. Por la reacción del ejército real ante la rebelión popular, pronto se unieron a La Comunidad Burgos, Soria, Ávila, León, Zamora, Cuenca, Guadalajara, Valladolid, Murcia y Madrid. Los Comuneros ofrecieron a Doña Juana, madre del emperador, recluida en Tordesillas la posibilidad de reinar. Doña Juana nunca firmó un documento dando conformidad a lo que le proponía La Comunidad y que hubiera supuesto que su hijo dejara de ser Rey de Castilla. La Junta de la Comunidad debía de asumir el gobierno de Castilla, algo que apoyaba la población, pero la nobleza integrada en La Comunidad pronto supuso un problema porque antepusieron resolver sus problemas con el monarca a cualquier otra acción. Pronto aparecieron las reivindicaciones de los campesinos que quería sacudirse de algunas de las viejas estructuras feudales. La nobleza sintió que veía amenazadas sus propiedades. Los influyentes nobles Comuneros destituyeron a Juan Padilla del cargo de capitán del ejército comunero, lo que supuso otro golpe a la cohesión interna de la rebelión.
El 23 de abril de 1521 tuvo lugar la batalla de Villalar donde las tropas comuneras, que habían salido de Torrelobatón hacia Toro, fueron atacadas por las fuerzas imperiales. Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado fueron decapitados en Villalar el 26 de abril.
Un año más, la localidad de Villalar de los Comuneros, en la provincia de Valladolid, ha sido escenario de la jornada festiva y reivindicativa que cada 23 de abril celebra el Día de Castilla y León, en esta ocasión durante un atractivo día soleado y primaveral. Como es ya tradicional, el monolito que recuerda el trágico final del Movimiento Comunero y la lucha por los ideales del pueblo castellanoleonés, fue recubierto de flores en su honor por personas e instituciones de todas las ideologías.